La informalidad laboral en México afecta gravemente a los trabajadores y a la economía del país, perpetuando ciclos de pobreza y desigualdad. Esta situación limita el acceso a derechos laborales, servicios de salud y oportunidades de crecimiento, exigiendo un esfuerzo conjunto para fomentar la formalización del empleo y mejorar las condiciones laborales.